¿Realmente fue un despilfarro el viaje institucional al Jaialdi de Boise?
Durante los últimos días, algunos medios han puesto en duda la oportunidad y legitimidad del viaje institucional de una
delegación vasca al festival Jaialdi de Boise (Idaho, EE.UU.), uno de los
encuentros más importantes de la diáspora vasca en el mundo. Se ha cuestionado
el gasto de 200.000 euros para sufragar los viajes y dietas de 92 personas,
insinuando un uso irresponsable de fondos públicos y una comitiva
"indecente". Sin embargo, conviene poner estos datos en contexto y
separar los hechos contrastados de las interpretaciones sesgadas.
Transparencia y coste ajustado
Lo primero que hay que aclarar es que la única licitación pública relacionada
con el evento ha sido publicada de forma transparente en la plataforma de
contratación del Gobierno Vasco. El coste total, 200.000 euros, cubre billetes
de avión y dietas para 92 personas, es decir, unos 2.170 € por persona.
Teniendo en cuenta que se trata de un desplazamiento intercontinental, con
estancia y manutención en Estados Unidos, un país de precios elevados, el gasto
es razonable y contenido. Además, la delegación no estaba compuesta por
políticos de paseo, sino por representantes culturales: dantzaris, deportistas
de herri kirolak, músicos, técnicos y periodistas, todos con una función activa
en el evento. No hay prueba alguna de que se haya financiado a familiares, como
se insinúa, ni de que haya habido ningún tipo de opacidad.
Valor cultural, político y simbólico
El Jaialdi se celebra cada cinco años y congrega a miles de personas vascas o
descendientes de vascos residentes en Estados Unidos y Canadá. La presencia
institucional vasca (y también navarra e incluso de Iparralde) refuerza los
vínculos con la diáspora, promueve la cultura vasca y consolida la red de
relaciones internacionales.
Aunque algunos afirman que ya no tiene valor político porque solo queda un
congresista de origen vasco (John Garamendi), esto ignora que la diplomacia
cultural también construye puentes. Muchos vínculos institucionales,
empresariales y educativos se tejen en este tipo de espacios. Además, mantener
el contacto con quienes preservan la identidad vasca desde hace generaciones es
también una cuestión de dignidad colectiva.
¿Es este el peor momento?
También se ha criticado la oportunidad del viaje, argumentando que coincide con
la entrada en vigor de aranceles que afectarán a Euzkadi. Pero la acción
exterior y la gestión económica no son excluyentes. De hecho, en momentos de
incertidumbre, reforzar la presencia internacional y las alianzas es más
necesario que nunca.
Por otro lado, se ha ridiculizado la parada previa , en Houston, etiquetándola
como un "invento", cuando lo cierto es que Houston es un referente mundial en energias renovables e hidrógeno verde, precisamente un sector
estratégico para Euzkadi. Visitar centros tecnológicos y contactar con empresas
no solo es oportuno, sino necesario para un gobierno que apuesta por la
transformación energética.
Una crítica más ideológica que fundamentada
Lo que subyace en algunas de estas críticas es una visión reductora y poco
ambiciosa del papel internacional de Euzkadi. Se reprocha el contacto con la
diáspora, la inversión en cultura, e incluso la promoción exterior, como si
todo ello no fuese parte esencial de una política de país moderno, abierto y
con identidad propia.
Afortunadamente, miles de personas en Boise, vascos de nacimiento o de corazón,
han celebrado este encuentro con entusiasmo. Y es probable que la verdadera
pregunta que deberíamos hacernos no sea si ha costado demasiado, sino si
hacemos lo suficiente por mantener vivo ese vinculo con quienes, lejos de casa,
siguen sintiéndose parte de Euzkadi.
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